En el año 211 Aurelio Antonino Basiano, conocido por el apodo de Caracalla, hijo mayor del emperador Septimio Severo, comenzó a estar al frente del Imperio romano. Caracalla, que había gobernado desde el año 197 asociado a su padre, recibió la herencia de tener que dirigir el Imperio junto a su hermano menor, conocido como Geta.
La enemistad entre los dos hermanos y el temor a una conjura condujeron a que Caracalla ordenara la muerte de su hermano, quedando solo al frente del Imperio hasta el año 217. Los métodos enérgicos de Caracalla dieron pie a la leyenda exagerada y nada creíble de que ordenó la muerte de miles de opositores, aunque es cierta la condena de varios, algunos de ellos muy influyentes, como el famoso jurista Papiano, consejero de su hermano.
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