Ciudad internacional regida por cónsules europeos a raíz del estatuto que para la ciudad norteafricana habían negociado en diciembre de 1923 Gran Bretaña, Francia y España, Tánger estaba obligada a ser un territorio neutral. Esta neutralidad no impidió que la guerra de España de 1936-1939 la convirtiera en un frente más, donde los barcos de la República buscaban refugio en su bahía. Además, desde la vecina Tetuán, capital del Protectorado español en Marruecos, Franco lanzaba sus amenazas y el prohombre franquista Juan Luis Beigbeder, Alto Comisario durante toda la guerra, presionaba al controlar prácticamente todas las fronteras de Tánger, las territoriales desde luego, pero también las marítimas.

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