La villa de Cortegana, en el extremo occidental del Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, al norte de la provincia de Huelva, es uno de los pueblos más interesantes de la geografía hispana, protagonista de numerosos enfrentamientos entre Castilla y Portugal. Su fortaleza, que sufrió las sacudidas del terremoto de Lisboa del año 1755, sirvió como muro defensivo de la ciudad de Sevilla. Deambular por sus empinadas y largas calles, y perderse en sus recoletas plazas, es regresar al mundo medieval.
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