El año 1709 significó para Felipe V uno de los momentos más difíciles de la guerra que, a la postre, permitió el asentamiento de la dinastía borbónica en el trono de España: la Guerra de Sucesión española. No fue el único momento crítico que hubo de superar a lo largo de aquel conflicto. Muy difíciles fueron también los años 1706 y 1710, cuando las tropas austracistas entraron en Madrid, obligando a la Corte, los consejos y los tribunales a abandonar la capital a toda prisa. Pero, en 1709, a las dificultades militares se sumaron las intrigas de quienes buscaban aunar voluntades para entronizar como monarca a Felipe de Orleans, sobrino de Luis XIV de Francia y tío de Felipe V, el primero de los Borbones españoles.
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LAS CLAVES
CANSANCIO. Francia estaba exhausta. Soportaba el mayor peso de la contienda y su economía, muy debilitada, padecía los efectos de un durísimo invierno.
ARMISTICIO. Luis XIV negoció el fin de la guerra, pero la exigencia de que los dominios españoles en Italia pasaran a manos del archiduque lo imposibilitó.
CASTIGO. Los agentes orleanistas fueron descubiertos y trasladados presos a Segovia.
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