El periodo Kamakura (1185-1333) recibe su nombre de la ciudad de Kamakura, antigua capital del clan Minamoto, hoy día una ciudad de 170.000 habitantes a 50 kilómetros de Tokio. Discreta en comparación con las grandes metrópolis del país nipón, basta con un paseo por sus empinadas calles para descubrir una concentración de templos, monumentos y enclaves culturales más propia de una gran capital. Y es que, durante siglo y medio, Kamakura no solo fue la urbe desde la que se rigieron los designios del país, sino también el lugar donde se concretaron las principales transformaciones (religiosas, políticas, administrativas) vividas por Japón durante su periodo feudal.
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