Uno de los episodios más oscuros del largo gobierno ejercido por el exseminarista portugués Antonio de Oliveira Salazar fue el de la creación de campos de concentración destinados a los enemigos de su régimen autoritario, que duró de 1926 a 1974. Surgieron en el período en que la dictadura salazarista se asemejó más a los regímenes fascistas europeos, aunque mantuviera una pretendida neutralidad durante la II Guerra Mundial. Uno de estos campos fue el de Tarrafal, situado al norte de la isla de Santiago, en la por aquel entonces colonia de Cabo Verde.
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