Estaba convencido de que sus ideas cambiarían la sociedad, de que el progreso era posible: solo había que tomar como ejemplo la naturaleza y como sistema, la ciencia. No funcionó: Auguste Comte (1798-1857) cayó en la locura, en la desgracia y el olvido. Pero hay mucha ternura en tan extraño personaje y validez en ciertos postulados de su filosofía positiva.
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