Estoy en Les Epesses, a una hora en coche desde Nantes, Francia. Son las 10:20 de la mañana de un sábado veraniego. En una explanada separada por hileras de árboles, miles de personas avanzan hacia una línea de taquillas. Al cabo del año las cruzarán cerca de 2,3 millones. Me recuerda a la imagen de los aficionados que entran en masa a un estadio de fútbol. Pero dentro está la sorpresa: es Puy du Fou, un parque temático solo de representaciones históricas. Como español amante de la historia no me cuadra. A lo máximo que aspiro es a alguna recreación con motivo de un aniversario en medio de un campo y realizada por voluntariosos vecinos.

Así empezó Puy du Fou hace cuarenta años. Su fundador, Philippe de Villiers, se encontró en 1977 un castillo en ruinas, Puy du Fou, en Les Epesses. Convenció a los vecinos de la zona para que participaran en un espectáculo que escribió sobre la historia de aquel lugar. Entonces se valió de un coche, que con sus faros hizo las veces de focos, un caballo que le prestó un veterinario, una manguera para elevar chorros de agua…

Función nocturna

Cuarenta años después, la Cinéscénie es una de las representaciones históricas más impresionantes que he visto. Me aseguran que es el espectáculo nocturno más grande del mundo. El escenario es un campo de 23 hectáreas con un lago en el centro. Cuatro mil actores –mil profesionales y 3.200 voluntarios– cuentan a través de una familia la historia de la comarca desde la Edad Media hasta la IIGM. Veo gente andando sobre las aguas, pueblos que cobran vida o se quedan inmóviles, cargas de caballería, gigantescas velas flotando en el aire…

Visión panorámica del espectáculo de la Cinéscénie de Puy du Fou.
Visión panorámica del espectáculo de la Cinéscénie de Puy du Fou.

No quiero alimentar aún más el chauvinismo francés. Algunos espectadores galos con los que hablé creen que Puy du Fou es conocido en todo el mundo, algo lejos de ser cierto, pero reconozco que después de ver la Cinéscénie, las inauguraciones de olimpiadas y mundiales de fútbol parecen sosas. Se representa los fines de semana desde junio hasta agosto. Las entradas se agotan apenas unos minutos después de ponerse a la venta en Internet. Y hay colas para participar en la obra como voluntario.

Conforme creció esta megarrepresentación nocturna, Puy du Fou fue creando otras escenificaciones más pequeñas centradas en épocas más concretas, como los romanos o la invasión inglesa de Bretaña. Para estas no hay problema de plazas, ya que tienen una entrada aparte de la Cinéscénie. Entramos. Tiene que haber alguna atracción que sirva de reclamo, como una montaña rusa…, pero nada. No me cabe en la cabeza que el segundo parque más visitado de Francia, después de Eurodisney, ofrezca únicamente representaciones históricas. Pero lo cierto es que desbordan por su despliegue escenográfico, en el que abundan los efectos especiales con decorados que dejan pequeño cualquier otro de un gran musical que haya visto en las capitales europeas.

Un momento del espectáculo "Le Signe du Triomphe" de Puy du Fou, que recrea las carreras de cuádrigas del circo romano.
Un momento del espectáculo «Le Signe du Triomphe» de Puy du Fou, que recrea las carreras de cuádrigas del circo romano.

El secreto está en que lo hacen al revés. Primero escriben la obra y después construyen el teatro con su escenario. Es decir, el texto no se adapta al espacio, sino que es este el que se construye para cumplir lo que exige la obra. Por ejemplo, en Le Dernier Panache, que versa sobre un episodio de la Revolución francesa, el conjunto de las 2.500 butacas gira 360 grados. Así se agiliza más rápidamente el cambio de decorado, en el que se pasa de un barco a un palacio y a una montaña, etc. Por no hablar del circo romano, donde hay carreras de cuádrigas y en el que, cómo no, los héroes son los galos. Eso sí, aunque el despliegue escenográfico es mayúsculo no me sentí contagiado por el dramatismo que transmite un teatro o un musical convencional. La razón está en que las obras son en playback. Es la única forma en que se puede sincronizar al segundo una traducción para los turistas extranjeros que escuchan con auriculares.

Las aglomeraciones a la entrada de cada uno de los espectáculos me hacen sentirme extraterrestre. No estoy acostumbrado. En España, el cuidado de la historia no es que sea una prioridad –patrimonio arquitectónico ruinoso, archivos históricos inaccesibles…–, además de que cualquier intento por divulgarla es sospechoso de haber sido coloreado ideológicamente. De hecho, este proyecto francés desembarcará en Toledo en 2019 con un espectáculo nocturno sobre la España medieval, y ya ha tenido los primeros “peros” por parte de algunos políticos. Desconfían de los mensajes que se puedan lanzar.

Precisamente, para saber qué van a hacer en Toledo hablamos con Erwan de la Villéon, el consejero delegado en España de Puy du Fou. Sobre la temática señala que, en España, “hay leyendas y héroes para aburrir, desde Quevedo a Cervantes, y muchos más”. ¿También de la guerra de independencia contra Francia?, le pregunto. Tras reírse, recoge el guante: “La contaremos. Pero no como los gabachos de turno, sino desde el punto de vista del país donde nos queremos integrar”. Prefieren no hacer recreaciones sobre el siglo XX en España. Ya tienen comprada la parcela rústica de 159 hectáreas, a solo ocho minutos en coche del centro histórico de Toledo.

Erwan de la Villéon, consejero delegado en España de Puy du Fou, con un ejemplar de "La Aventura de la Historia" © Gabriel Cruz / La Aventura de la Historia.
Erwan de la Villéon, consejero delegado en España de Puy du Fou, con un ejemplar de «La Aventura de la Historia» © Gabriel Cruz / La Aventura de la Historia.

Este no es un proyecto que está en el aire, la inversión está cerrada y es privada. Como señala Erwan, “Castilla-La Mancha invierte –que no subvenciona, insiste mucho en esto– cinco millones de euros que es menos del 3 por ciento de toda la inversión de 183 millones. Es decir, la comunidad autónoma obtendría beneficios como un socio más. Posteriormente, veremos si la Unión Europea nos subvenciona con fondos regionales”.

Mientras recorremos el hotel de la Citadelle, Erwan, sin citarlos, marca distancias con otros proyectos que se anunciaron a bombo y platillo –como el de Eurovegas en Madrid–, que al no conseguir fondos públicos se fueron. “No tenemos nada ver con cosas de ese tipo. Es una inversión privada con otros socios”, recalca, e insiste, frente a las críticas de ecologistas toledanos, en el cuidado que tendrán con el entorno natural de la finca rústica Zurraquín, donde se construirá el parque.

Básicamente, en Toledo se seguirían los mismos pasos que en Francia, pero en menos tiempo. Se empezaría con una recreación nocturna emblemática como la de la Cinéscénie, y en un plazo de diez años se construirán diferentes espectáculos sobre episodios de nuestra historia.

Un instante del espectáculo "Secret de la Lance" en Puy du Fou.
Un instante del espectáculo «Secret de la Lance» en Puy du Fou.

También tiene previsto crear en Toledo tres pueblos: uno medieval, otro de artesanos y otro morisco. En Francia también tienen villas de diferentes épocas. Sin embargo, fue lo que menos me llamó la atención de todo el parque. Están muy bien ambientados pero no dejan de ser, salvo algunos casos, contenedores de los restaurantes, hoteles y tiendas de recuerdos donde los empleados visten con trajes de la época.

Aviso a puristas: las recreaciones que veo en Francia mezclan la historia con la fantasía. Es decir, son situaciones exageradas y alegóricas. Por ejemplo, en el espectáculo Le Secret de la Lance, que transcurre en el siglo XV, aparece Juana de Arco, que con sus poderes mágicos ayuda a repeler la invasión inglesa de Bretaña. Las murallas de los castillos se mueven y escupen fuego desde las troneras. Todo muy exagerado, pero genera el deseo de consultar y aprender más sobre esos sucesos. Así pues, es de esperar que, cuando aquí retraten la figura de El Cid, lo dibujen como el héroe de la Reconquista que ganó batallas incluso muerto, no como el mercenario de cristianos y también de musulmanes que fue.

Vikingos en Bretaña

Las caracterizaciones están muy conseguidas. Llama la atención la del espectáculo Les vikings, que trata sobre las invasiones de este pueblo en Bretaña. Lo más previsible era ver a los invasores saliendo de los drakkars con sus cascos con cuernos, como estamos acostumbrados en tantas ficciones. Pero el espectáculo acierta históricamente porque, salvo un par de actores que los llevan, el resto tiene yelmos sin cuernos (Más información sobre los vikingos en Vikingos, los guerreros del Norte).

Un instante de la representación "Les vikings" en Puy du Fou.
Un instante de la representación «Les vikings» en Puy du Fou.

La puesta en escena es su fuerte, y esa preocupación por los pequeños detalles la aprecié cuando crucé las oficinas donde se preparan las recreaciones. Sobre un par de mesas llenas de maquetas había sesudos libros sobre adornos merovingios. Detalles que están repartidos por todo el parque. Por ejemplo, en un monumento a los caídos en la Gran Guerra, los nombres de los soldados son reales.

España está presente con varias mujeres en una de sus representaciones: Mousquetaire de Richelieu. Son bailaoras flamencas al estilo de Carmen del francés Georges Bizet. La coreografía está muy conseguida, al igual que la del baile de caballos andaluces. Los equinos están presentes en muchas de las recreaciones históricas. En cualquier caso, la presencia histórica de España es anecdótica, pues estamos en un parque francés que habla de su propio pasado. Los ingleses, con la guerra de los Cien Años en suelo galo, se llevan el papel de “malos” de la película. Los alemanes están presentes en la historia de la IGM, pero no demonizados. Se entiende que para no herir sentimientos de visitantes germanos.

Antoine Besse, director de espectáculo y amante de los caballos españoles, con un ejemplar de "La Aventura de la Historia" en Puy du Fou. © Gabriel Cruz / La Aventura de la Historia.
Antoine Besse, director de espectáculo y amante de los caballos españoles, con un ejemplar de «La Aventura de la Historia» en Puy du Fou. © Gabriel Cruz / La Aventura de la Historia.

Curiosamente, nos encontramos con algunos vínculos españoles. Por ejemplo, la música original de The Lancet es del compositor gallego Carlos Núñez. Hay alguna bailarina española, como Beatriz Pérez, y también personal administrativo de nuestro país. Todos sin excepción califican a Puy du Fou como “un viaje en el tiempo”.

Para terminar la visita entro en el túnel que recrea la expedición de Jean-François La Perouse de 1785. A izquierda y derecha hay un escenario continuo con actores y una envolvente ambientación para meter al visitante en este barco que intentó dar la vuelta al mundo y no lo consiguió. Uno sale de ahí con sed de saber más de La Perouse. Pero también con envidia. Si se puede hacer un exhibición tan magnífica de un explorador que fracasó en su propósito de circunnavegar el globo en 1785, ¿qué no se podría hacer en España, que la completó 266 años antes con Magallanes y Elcano?

Gabriel Cruz

*Artículo publicado en La Aventura de la Historia, número 240.

 

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