Festina lente (“Apresúrate despacio”) es el lema clásico que podemos leer en el dintel de una puerta del palacio Vecchio. Esa filosofía de vida, ese ir piano piano, es la que adoptó Cosme de Médici cuando se propuso hacerse con el poder de Florencia. Fundaba sin saberlo una dinastía de príncipes virtuales que dará gobernantes a la Toscana, papas a Roma y reinas a Francia. La familia Médici se convertirá de esta guisa en sinónimo de Renacimiento y, por ende, su fama rebasará las fronteras italianas para tener hasta hoy un eco mundial.
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LAS CLAVES
POLÍTICO. Con apoyo del papa, Cosme accedió al poder en 1434 y puso las bases para que su familia fuera árbitro del Estado florentino.
BANQUERO. Amasó su fortuna mediante una red de préstamo y cambio monetario.
COMERCIANTE. Lo mismo traficaba con especias, sedas y joyas que con arte, niños de coro o esclavas circasianas.
MECENAS. Protegió y financió obras emblemáticas de los maestros del Quattrocento.
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