Desde los descubrimientos de Galileo en 1609, la historia de la astronomía es indiscernible del desarrollo tecnológico del telescopio. El refractor formado por una lente cóncava y una convexa utilizado originalmente por el pisano fue pronto sobrepasado por el diseño de Johannes Kepler (1571-1630), basado en dos lentes convexas, que fue puesto en práctica por el jesuita alemán Christopher Scheiner (1575-1650) para descubrir las manchas solares. Los refractores siguieron un progresivo perfeccionamiento que culminó en un instrumento de precisión construido por Christian Huygens (1629-1695) y que éste mismo utilizó para descubrir Titán, el gran satélite de Saturno que tanta importancia tiene hoy para comprender las primeras fases de la evolución de nuestra Tierra.
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