La ocupación de Bilbao por parte del carlismo fue un objetivo recurrente a lo largo del siglo XIX. Ya durante la primera contienda civil (1833-1840), y valorando los posibles beneficios económicos y diplomáticos de aquella operación, se sitió la ciudad en 1835 y 1836; cuarenta años más tarde, y apoyado en razonamientos similares, se estableció el último y más prolongado asedio. La resistencia de la ciudad y su liberación por el general Espartero en la Navidad de 1836, y por la acción conjunta de los generales Gutiérrez de la Concha y Serrano el 2 de mayo de 1874, constituyeron una referencia en la historia del liberalismo español. Además, infuyeron notablemente tanto en el afianzamiento del régimen constitucional como en la aparición y consolidación del espíritu liberal bilbaíno, una identidad presente en el devenir social y político de la ciudad a lo largo de una centuria.
Este contenido no está disponible para ti. Puedes registrarte o ampliar tu suscripción para verlo. Si ya eres usuario puedes acceder introduciendo tu usuario y contraseña a continuación:








