Hernando de Soto se embarcó rumbo a Tierra Firme en la gran armada del gobernador de Castilla del Oro Pedrarias Dávila, que zarpó de Sevilla el 11 de abril de 1514. Inicialmente se avecindó en la ciudad de Natá –en el Darién–, pero en 1524 se unió a Francisco Hernández de Córdoba en la conquista del territorio de la actual Nicaragua. Disfrutaba de fortuna y honores como regidor de la ciudad de León cuando un emisario del también extremeño Francisco Pizarro le propuso sumarse a la conquista del reino de los incas. Le ofrecieron el cargo de teniente de gobernador y él aceptó, aunque no pudo ejercer ese rango porque ya de facto lo había ocupado el hermano del gobernador, Hernando Pizarro. Por ello, De Soto se tuvo que conformar a regañadientes con su nombramiento como capitán de caballería.
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