Durante la época soviética un formidable tablero de ajedrez con hermosas piezas de madera adornaba la sala de espera de autoridades del aeropuerto de Sheremetevo, a las afueras de Moscú. Delante de aquel gran tablero ornamental pasaron innumerables delegaciones extranjeras que salían o entraban en la URSS, donde el ajedrez siempre fue el juego más popular. Como si se tratara de una partida, que se prolongó durante casi tres años, Mijaíl Sergueyevich Gorbachov manejó las figuras y los peones propios y contrarios, con jugadas precisas y otras no tanto, para conseguir finalmente convertirse, recién cumplidos los 54 años, en el hombre más poderoso del país más grande del mundo.
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LAS CLAVES
JOVEN PROMESA. La formación académica de Gorbachov era impecable, y la rapidez con la que escaló puestos en el partido desató no pocas suspicacias.
RENOVACIÓN. La facción más moderada del PCUS consideraba necesario reformar el sistema socioeconómico.
ESTRATEGIA. Como un hábil ajedrecista, consiguió apoyos desde la base y evitó el enfrentamiento directo.
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