Desde el origen de la vida, la Tierra ha sufrido cambios de clima extremos: enfriamientos globales, como la glaciación Bola de Nieve, cuando los hielos cubrieron la totalidad del planeta, y calentamientos que la abrasaron. Con cada uno de ellos se produjeron extinciones casi completas de la mayor parte de las especies, que provocaron un “reseteo” de la vida y permitieron el desarrollo de nuevos prototipos, mejor dotados para sobrevivir.
También ocurrieron numerosos cambios climáticos menos severos, que sirvieron para “retocar” la evolución biológica. En relación con la especie humana, los cambios del clima no solo condicionaron su evolución biológica, sino que determinaron su evolución cultural y gran parte de su historia.
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