Pocas biografías de cineastas resultan tan determinantes en su obra como la de Federico Fellini. Nacido hace ya más de un siglo, el 20 de enero de 1920, en ese Rímini que habría de idealizar en Amarcord (1973), el futuro realizador se educó en un colegio religioso, como habría de corresponder al cineasta de la Democracia Cristiana que fue, sin querer serlo abiertamente, en los días en que esta formación gobernó en Italia.
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