Suele repetir mi amigo Manuel Delgado que los temas más difíciles de abordar en los cortos espacios de tiempo que acostumbran a brindar los medios audiovisuales para asuntos relacionados con el pensamiento son los temas que uno ha trabajado más. De manera análoga, los autores acerca de los que resulta más difícil resumir por qué nos han interesado son precisamente aquellos a los que más tiempo y atención hemos dedicado. Hace escasas semanas, alguien me preguntaba por los motivos de mi dedicación al pensamiento de Hannah Arendt y me sorprendieron a mí mismo las dificultades que experimenté para responderle.
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