Este mes de octubre se cumple el 50 aniversario de la independencia de Guinea Ecuatorial, acto al que asistieron numerosos españoles establecidos allí, como Rafael Calatayud Sauco, un aficionado a la fotografía y el cine que atesora más de 200 diapositivas en color, un álbum de fotos familiar y 18 películas con una duración aproximada cada una de ellas de cinco minutos que forman un conjunto documental de extraordinario interés sobre aquel momento histórico.
Calatayud Sauco, administrador de rentas públicas en la delegación de Hacienda en la antigua capital de Santa Isabel, hoy Malabo, con su amigo y compañero Vicente Ríos, inspector de Hacienda en la colonia, evocan con sus recuerdos y anécdotas la historia de la Guinea española en la década de 1960, un territorio en el que el café, junto con la madera y el cacao, eran los tres pilares de la economía antes de la separación de la metrópoli.
La declaración de independencia tuvo lugar en la plaza de España, en Santa Isabel, el 12 de octubre de 1968. La mayor parte de los países subsaharianos accedieron a la independencia a finales de la década de los cincuenta y durante los sesenta, como en el caso que nos ocupa. Hubo excepciones, como las colonias portuguesas en África, que lo harían en la década de los setenta y tras duros enfrentamientos bélicos.
La proclamación de la independencia de Guinea fue un acto pacífico –aunque la situación se torcería poco después– y la protagonizaron el presidente electo de Guinea Ecuatorial, Francisco Macías, y, en representación de España, el ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne (ambos, en la imagen superior). De este acto y el posterior desfile conserva Rafael Calatayud una filmación realizada desde uno de los balcones del palacio de la Presidencia, en la misma plaza de España.
El centro de la actividad política y social de Guinea Ecuatorial era la plaza de España en Santa Isabel. Entre otros edificios principales, allí se situaba –y todavía lo hace–, la catedral, con sus prolongadas torres de estilo neogótico, acompañada de otras construcciones coloniales, como la casa del gobernador general. Este último edificio estaba coronado por el escudo de España con el águila de San Juan, flanqueado por los escudos de las provincias de Fernando Poo y Río Muni, las dos en que estaba dividida administrativamente la colonia.
Las fotografías que reproducen estas páginas muestran esta plaza ajardinada, ocupada por numerosas personas que presencian el desfile de algunas unidades de la Guardia Civil y el izado de la bandera en el centro de la plaza, saludado, entre otros, por dos sacerdotes. En la misma ocasión también desfilarían con espíritu y aire marcial varias formaciones de la Guardia Territorial de Guinea con sus vistosos uniformes blancos.
El mismo escenario servía para otras ceremonias: juras de bandera o procesiones del Corpus Christi, acompañadas de una banda de música. La puesta de sol era para muchos habitantes de la ciudad la hora para dar paseos por la Punta Fernanda, desde la que se podía contemplar una vista panorámica de Santa Isabel y sus principales edificios.
Prudencio Mateos
*Artículo publicado en La Aventura de la Historia, número 240.
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