”Siempre fui refractario al empleo de gases asfixiantes contra estos indígenas, pero después de lo que han hecho y de su traidora y falaz conducta [en la batalla de Annual], he de emplearlos con verdadera fruición”, escribía en un telegrama, el 12 de agosto de 1921, el general Dámaso Berenguer, alto comisario de España en Marruecos.
Apenas nueve días después, la Sección de Movilización de Industrias Civiles, dentro del Estado Mayor, envió instrucciones a las comisiones regionales para que “averiguaran con la mayor urgencia las fábricas que pudieran instalar rápidamente la fabricación de alguno de los productos” que permitían su elaboración.
La producción de aquellas armas químicas no se limitó, como mayoritariamente se sostiene, a fábricas militares en Madrid y Melilla, sino que su infraestructura productiva fue mucho más amplia. Un artículo detalla en este número la participación en ella de dos empresas privadas catalanas, sus estrechas conexiones con compañías alemanas y suizas, y los informes elaborados sobre su actividad por el espionaje británico.
Un Dossier sobre la radio y su papel como actor político y cultural durante el siglo XX;
una investigación sobre el final de ocho militares españoles detenidos en Francia por la Gestapo en 1943; un artículo sobre el vizconde de Castlereagh, principal animador de la lucha a muerte contra Napoleón, y un reportaje sobre los altos hornos de Liérganes, primeros que se instalaron en la Península, vertebran un ejemplar que se completa con el Especial Libros que publicamos cada mes de diciembre. ¡Feliz Navidad a todos los lectores!
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