No fui rey, pero me gustó hacerlos y dirigirlos”. El epitafio apócrifo y pretendidamente ofensivo que circuló por París cuando murió Catalina de Médicis demuestra la enorme influencia que ejerció en la política europea de su tiempo. Madre de tres reyes, Francisco II, Carlos IX y Enrique III, su forma de gobernar a través de ellos, pragmática y sin contemplaciones, guió a Francia en la convulsa época de las guerras de religión.
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