Culta, valiente, llena de talento y solidaria, la voz de Christine de Pizan llega hasta nosotros desde el final de la Edad Media como una de las primeras referencias de esa forma de pensamiento igualitario que con los siglos sería llamada feminismo.
Nacida en 1364, Christine tuvo una infancia privilegiada: su padre era un importante médico veneciano, llamado a Francia por Carlos V el Prudente cuando ella era aún muy niña. Se crió en el magnífico entorno del Louvre y fue instruida por su propio padre en el conocimiento de los clásicos, en el amor por la literatura y las ciencias.
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