A Federico de Madrazo le hubiera gustado ser un pintor de Historia, pero renunció a ello por el éxito social y económico. Pero cuando aún no tenía veinte años, en 1834, comenzó un hermoso lienzo, El Gran Capitán recorriendo el campo de batalla de Ceriñola, recién llegado de París, que muestra qué cotas podría haber alcanzado de persistir en esa temática. Esa batalla tuvo lugar en abril de 1503, en la campaña iniciada por los Reyes Católicos para recuperar el reino de Nápoles, donde Gonzalo Fernández de Córdoba derrotó a las tropas francesas dirigidas por el duque de Nemours, conde de Guisa y virrey de Nápoles.
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