A finales de los años cuarenta del siglo XX, todavía circulaban por las comunidades rurales del Estado de Morelos –inmediatamente al sur de la capital mexicana– rumores de que el general Emiliano Zapata no había muerto en verdad aquel domingo 10 de abril de 1919, a manos de la tropa del felón Jesús Guajardo, en la Hacienda de Chinameca.
Dicen que no ha muerto el jefe: que Zapata ha de volver.
Suele suceder con personajes de gran arraigo popular y éste, ni duda cabe, quien más quedó prendido en la memoria del sur de México.
LAS CLAVES
LÍDER AGRARIO. Recuperar las tierras que les habían sido arrebatadas a los indígenas de Morelos fue el principio que guió los primeros pasos de Zapata, tanto de forma pacífica como violenta.
JEFE GUERRILLERO. Participó con sus hombres en la lucha armada contra la dictadura y luego se mantuvo alzado por el incumplimiento de las reformas prometidas por la Revolución.

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