En un continente cuya historia rezuma emperadores, reyes, generales y dictadores sedientos de hegemonía, la figura del inspirador de Europa es una paradoja benéfica. Autodidacta discreto, Jean Monnet nunca ocupó cargos electivos ni ostentó máximas responsabilidades gubernamentales y, sin embargo, fue el artífice de la construcción europea, con la creación del método comunitario.
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