En 1704, durante la guerra de Sucesión española, una poderosa escuadra anglo-holandesa –Inglaterra y Holanda eran conocidas en la época como las potencias marítimas–, mandada por el almirante Rooke, surcaba las aguas del Mediterráneo. A bordo de ella, como representante del archiduque Carlos de Austria, pretendiente al trono de España, viajaba el príncipe Jorge de Hesse-Darmstadt, que había sido virrey de Cataluña en los últimos años del reinado de Carlos II.
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