Nació Julián Romero de Ibarrola en un pueblo de Cuenca en 1518, hijo de padre vizcaíno y madre conquense. Su lema fue: “No se puede ser/vivir sin principio ni razón”. Y fiel a esta creencia, según las crónicas, fue hombre de honor, leal y valiente, que ha tenido en España un reconocimiento quizá menor del merecido, a pesar de su gran fama en los principales países europeos, en su tiempo y años más tarde, que hizo de él un personaje de interés histórico, literario y artístico.
Su vida estuvo repleta de episodios bélicos en los que participó de forma destacada. Resultó varias veces herido y por méritos en el combate ascendió, desde sus iniciales cometidos de mozo de tambor y mochilero, hasta el más alto puesto militar: maestre de campo general.
Este contenido no está disponible para ti. Puedes registrarte o ampliar tu suscripción para verlo. Si ya eres usuario puedes acceder introduciendo tu usuario y contraseña a continuación: