La ciudadela de El Cairo en el siglo XIX.
La ciudadela de El Cairo en el siglo XIX.

En diciembre de 1842, el escritor francés Gérard de Nerval se instaló unos meses en El Cairo en el marco de un viaje por Oriente, en el que ya le habían precedido Chateaubriand o Lamartine y le sucederían Flaubert y otros literatos más que reseñarían sus experiencias en la región.

De difícil clasificación, Nerval está considerado uno de los grandes escritores románticos del XIX y su atribulada vida personal, marcada por episodios de locura –desde salir a la calle desnudo hasta sacar de paseo una langosta en el extremo de una cinta azul-, acabaría en un trágico y sórdido suicidio en 1855.

Su Viaje a Oriente, del que Confluencias ha editado dos volúmenes, consiste en una serie de reportajes, uno de cuyos ejes principales es la mujer, su aspecto, comportamiento y situación en Oriente Medio, la vida en los harenes y su relación con los hombres.

Gérard de Nerval, fotografiado por Félix Nadar en 1820.
Gérard de Nerval, fotografiado por Félix Nadar en 1820.

En este contexto se entiende bien el detalle con el que Nerval aborda su búsqueda de compañera para la estancia en El Cairo. Presionado por su casero para que lleve una mujer a vivir con él su casa o se buque otro domicilio, acaba por aceptar y recorre los mercados de esclavas de la ciudad para hallar una que le complazca y con la que resolver el problema de alojamiento.

Para el lector contemporáneo es cuando menos sorprendente la falta de empatía del escritor con las mujeres cautivas, en su mayoría subsaharianas, que le ofrecen en las tiendas. Las describe como feas, muy negras, de aspecto simiesco y poco atractivas tanto por las escarificaciones que adornan sus cuerpos como por sus abultados labios. Decididamente, quiere una esclava de piel más clara, una abisinia, aunque resulten más caras. Sin embargo, al final tiene que conformarse con una javanesa, o eso supone él, una muchacha de procedencia asiática con la que inicia una relación surrealista mientras trata de hacerse entender y ser entendido con unas pocas palabras de árabe y un repertorio improvisado de gestos teatrales.

Reunión de mujeres en un harén en El Cairo, en una litografía del siglo XIX.
Reunión de mujeres en un harén en El Cairo, en una litografía del siglo XIX.

A pesar de lo absurda que parece esta situación a los  ojos de hoy, es difícil no reír con la franqueza con la que Nerval se describe a sí mismo perdido en la traducción, que diríamos, sin entender los códigos culturales, e ironizando sobre su nuevo rol y los quebraderos de cabeza que plantea la responsabilidad de tener una cautiva que le exige trajes caros y le amenaza con denunciar la compraventa y regresar al mercado de esclavos de El Cairo a buscarse otro amo si es no satisfecha en sus demandas.

Igualmente sardónico se muestra al hablar de los otros turistas. Un inglés, señala, no te saluda ni aunque se encuentre solo contigo en la cima de una pirámide, a menos que hayáis sido presentados. Los ingleses son objeto de sus dardos burlones. Se cruza con ellos en El Cairo y los describe su estrafalaria indumentaria -sombreros envueltos en gasa para que absorban los rayos del sol, guantes para no contagiarse, sobretodos de hule para repeler enfermedades- que los aísla de cualquier contacto con los nativos, con otros europeos y casi entre ellos mismos.

Mercado de esclavos, por Allan David, 1838.
Mercado de esclavos, por Allan David, 1838.

Deambula Nerval por las callejuelas de El Cairo y al lector le parece que las recorre también de su mano, ahogándose en el mismo polvo y tropezando en los mismos baches. El escritor se queja del abandono y la suciedad general mientras evoca la España musulmana -que tanto espacio tuvo en el imaginario romántico francés en la época-, regatea, teme que le engañen, se preocupa por la velocidad con que se evaporan sus ahorros y sostiene un vibrante diálogo consigo mismo que hace de la lectura de la obra una experiencia a ratos asombrosa, a ratos inquietante y siempre (o casi)  bastante divertida.

Arturo Arnalte

El Cairo. Viaje Oriente (dos vols).

Gérard de Nerval

Salamanca, Confluencias, 2015 y 2017

149 y 113 págs. 12 euros cada volumen.

 

 

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