“Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha, razón y derecho. Me parece inútil pediros que penséis en España”. Estas palabras del último y más conocido discurso de Miguel de Unamuno y Jugo (Bilbao, 29 de septiembre de 1864-Salamanca, 31 de diciembre de 1936), pronunciadas ante el general José Millán-Astray el 12 de octubre de 1936 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, dan la medida del coraje y lucidez del escritor y pensador. Semanas después, el filósofo fallecía repentinamente en su casa de la ciudad castellana (ver La Aventura de la Historia, núm. 309).

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