En el año 409, suevos, vándalos y alanos atravesaron los Pirineos y se extendieron por la península ibérica exterminándolo todo a su paso. Unos años después, en 415, se les sumaban los visigodos, que de forma progresiva extenderán su dominio por Hispania hasta culminar en la fundación de un reino con sede en Toledo. Así, en 409, según nuestra historia tradicional, se ponía fin a la Hispania romana y, con ello, se fijaba el hito entre Antigüedad y Medievo.
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