¿Quiénes eran los nazis? ¿Qué sucedió con la brújula moral de aquellos hombres? ¿Eran meros mafiosos? ¿Una “banda criminal” como fueron definidos por la propaganda Aliada? ¿Un grupo de alemanes anormales? Pueden parecer preguntas ya de sobra aclaradas y, sin embargo, existe todavía margen para la investigación y la interpretación. Ese es el objetivo del historiador Richard J. Evans, autor de una brillante trilogía sobre el III Reich y de numerosos estudios sobre Alemania. Evans considera que el enfoque “estructuralista”, que evitaba la personalización del periodo por su riesgo de absolver a la mayoría de alemanes y por la aversión al culto nazi de la personalidad, ha oscurecido la contribución individual de las personalidades en la cúpula nazi que contaban con su propias ambiciones, frustraciones e iniciativas personales.
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