En 1989, durante el transcurso de unas obras en el entorno del Mercado Central de la capital aragonesa, aparecieron junto a las murallas los restos parciales de una vivienda romana de grandes dimensiones, con numerosas estancias y múltiples mosaicos como pavimento de las mismas. La estancia de mayor tamaño, ubicada en la esquina noroeste y al lado de uno de los accesos a la vivienda, contenía también el mosaico más lujoso que pudo extraerse durante la excavación, con unas dimensiones de 8,30 x 5,90 metros: el mosaico de Las Musas.
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