El 26 de julio de 1847 Liberia proclamó su independencia. El origen de Liberia está, por un lado, en el gran movimiento por la supresión de la trata y la esclavitud en los países anglosajones y en Francia en el siglo XVIII, uno de cuyos corolarios era la liberación de los esclavos y su devolución a África, la “tierra de sus antepasados”.
Por otro lado, fue el modo de “librarse” de una población “diferente”, “extranjera” –aunque los blancos tampoco fuesen nativos americanos–, potencialmente “conflictiva e inasimilable” –como pensaba Alexis de Tocqueville, autor de La democracia en América, opuesto a la igualdad entre razas–. Algo parecido pensaba en Estados Unidos el presidente James Monroe, inspirado también en la experiencia británica de 1787 en Sierra Leona.
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