Severo Ochoa

Premio Nobel de fisiología y medicina en 1959, ejemplo de rigor científico, desarrolló parte de su carrera en EE UU, pero siempre estuvo detrás del aliento a la investigación bioquímica en España

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Don Severo Ochoa fue, y sigue siendo, ejemplo de rigor científico, de templanza, de permanente disponibilidad para la ayuda, de confianza sin límites en las facultades distintivas de la especie humana. Mi relación con él se remonta a 1956, tres años antes de que le otorgaran el Premio Nobel, cuando el profesor Santos Ruiz solicitó su consejo, que obtuvo en breve, en relación a mi tesis doctoral.

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