Felipe II no fue un monarca guerrero al estilo de su padre. Aunque su reinado estuvo sembrado de conflictos bélicos con las principales potencias –Francia, el Papa, el Turco, Inglaterra–, por no hablar de los treinta años de guerra civil en Flandes, sólo participó en dos campañas: la de Francia, que culminó en San Quintín, al principio de su reinado, y la de Portugal, veintitantos años después.
Este contenido no está disponible para ti. Puedes registrarte o ampliar tu suscripción para verlo. Si ya eres usuario puedes acceder introduciendo tu usuario y contraseña a continuación: