Todo el mundo aprecia el papel de Winston Churchill durante la II Guerra Mundial. Pero es menos conocida la importante responsabilidad que ostentó durante la Gran Guerra, entre otros cargos como primer lord del Almirantazgo –algo así como ministro de Marina–, entre 1911 y 1915. Desde dicha posición se comprende mejor el significado de su famosa frase: “Jellicoe era el único hombre de ambos bandos que podía perder la guerra en una tarde”.
En efecto, el almirante John Jellicoe había sido entre 1914 y 1916 el comandante de la Grand Fleet, la principal de las flotas inglesas, la que protegía Gran Bretaña y controlaba el mar del Norte. Si dicha flota era derrotada, Alemania podría bloquear con eficiencia e impunidad el archipiélago británico con una combinación de submarinos, operaciones de minado y ataques de superficie. Así forzaría en pocos meses la rendición de un Imperio británico cuyo núcleo europeo dependía para su subsistencia casi por completo de masivas importaciones de materias primas y alimentos.
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Excelente articulo