La indicación de una dieta especial para atletas es tan vieja como el atletismo de competición. Es un tema del que ya se ocuparon en la antigua Grecia médicos, historiadores, filósofos e, incluso, escritores satíricos.
Al parecer, en los albores del olimpismo, allá por el siglo VIII a.C., ya los jóvenes campesinos ciudadanos de las distintas polis griegas del continente o de las islas se preparaban para la cita cuatrienal en Olimpia con los entrenamientos adecuados a cada especialidad (carrera, salto, lucha, etc.) y con una cobertura nutricional de andar por casa a base, al parecer, de “higos secos, queso fresco y trigo”.
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