La futura diva, tan famosa como lo fue Maria Callas a finales del siglo XX, había nacido en 1808, en París. Su padre, Manuel García, encabezaba una verdadera dinastía musical. Gracias a una extraordinaria precocidad, a los cinco años María Felicidad García empieza a cantar en público, al lado de su padre. A los 17, consigue un clamoroso éxito en El barbero de Sevilla, de Rossini. Su carrera musical alcanza el cenit en los años 1825-1827, en particular cuando desempeña el papel de Zerbina en Don Giovani. En sus recitales canta arias de Mozart, Rossini y Gluck. Habiendo concluido el reinado de los castrados del siglo XVIII, la Malibran recorre las grandes capitales culturales de Europa.
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