Propileo monumental, en la estación Venizelou.
Propileo monumental, en la estación Venizelou.

Fundada en 316/315 a.C. por Casandro –hijo de Antípatro y general de Alejandro Magno que se erigió rey de Macedonia tras la muerte del conquistador–, Salónica se ha encontrado en la última década con una serie de descubrimientos arqueológicos inesperados. Desde que comenzaran las obras para la construcción de su suburbano en 2006, los hallazgos de la segunda ciudad más grande de Grecia han sido similares a aquellos que se encontraron en Atenas unos años antes, durante la construcción de su metropolitano. Aunque en la capital griega ya se contaba con la posibilidad de descubrir vecindarios antiguos enteros antes del comienzo de las obras, en Salónica ha sido toda una sorpresa.

Los primeros restos arqueológicos afloraron nada más comenzar los trabajos. Preocupada por los continuos retrasos en los plazos de realización, la empresa responsable de la supervisión de las obras solicitó a las autoridades macedonias que las antigüedades fuesen retiradas para poder continuar con la construcción. Una petición que provocó tensiones entre la compañía y los arqueólogos responsables del Departamento de Antigüedades de la ciudad, partidarios de mantener in situ lo hallado y de crear recintos arqueológicos abiertos a todos los ciudadanos, no solo a los pasajeros del metro.

Las tensiones entre la compañía del metro y los arqueólogos llegaron a su fin diez años después, tras el consenso alcanzado por ambas partes para que las antigüedades fuesen temporalmente retiradas y permitir la construcción del suburbano. Posteriormente, los objetos se recolocarían en el mismo lugar en el que habían sido hallados.

Estelas funerarias, monedas, figuras, vasijas de cerámica y de cristal, joyas de oro y bronce… algunas de las piezas encontradas se encuentran en tal estado de conservación que parece que nunca han dejado de utilizarse. Hasta la fecha se han recuperado más de 100.000 objetos, muchos de ellos de extraordinaria importancia arqueológica, que han arrojado luz sobre distinta épocas de la ciudad, desde su fundación a su desarrollo como Libera Civitas, en época romana, o su transformación en una ciudad europea moderna.

La “Pompeya bizantina”

Entre los restos más antiguos encontrados en el subsuelo de la ciudad destaca un gran asentamiento del siglo IV a.C., desenterrado en la estación de Pylea. Diseñado con un plan urbanístico hipodámico, cuyo trazado muestra la organización política y económica que se daría más adelante en la región macedonia, probablemente formó parte de uno de los 26 pequeños pueblos unificados que contribuyeron a la fundación de Salónica por el rey Casandro en honor de su esposa Tesalónica, hija de Filipo II y medio hermana de Alejandro Magno.

Denominada en algunos medios de comunicación griegos como la “Pompeya bizantina”, mucho de lo desenterrado perteneciente a esta época ha supuesto una sorpresa incluso para los propios arqueólogos. Los descubrimientos no solo han ofrecido datos sobre la vida diaria, social y comercial de la ciudad durante los comienzos del Imperio bizantino, sino que la sitúan, junto a Constantinopla, como punto cultural y estratégico entre la parte oriental y occidental del Imperio romano.

Entre los restos arquitectónicos desenterrados se encuentran edificios públicos, basílicas, cementerios, algunas secciones de las antiguas murallas de Teodosio o el sistema de tuberías de aguas residuales, con una intersección en forma de cruz que constituía parte del entramado del suministro de aguas de la ciudad.

Edificios inusuales

En uno de los puntos neurálgicos de la actual Salónica, en las estaciones de Santa Sofía y Venizelou, denominadas de “intramuros” por encontrarse dentro de los antiguos límites de la ciudad, se hallaron algunos de los vestigios más significativos.

En la intersección de la avenida Venizelou y la histórica Egnatia –calle que le debe su nombre a la calzada de legionarios que pasaba por el norte de Grecia en la Antigüedad–, en un área de aproximadamente 1.600 metros cuadrados y a seis metros de profundidad, se desenterró el centro comercial de la Salónica bizantina y su arteria principal, la Decumanus Maximus, que atravesaba la ciudad de este a oeste tal y como lo hacían otras avenidas en la mayoría de las ciudades del Imperio romano. La avenida, que en algunas de sus secciones estaba pavimentada y delimitada con bloques y bordillos de mármol, ha mantenido su magnífica construcción original en algunos de sus tramos. Repavimentada con bloques de piedra rectangulares en otros sectores de su recorrido, en ella se concentraban varias plazas, fuentes y galerías con columnatas.

Metro de Salónica.

Dos calles atravesaban la Decumanus Maximus de norte a sur, en el que ha sido el punto de encuentro de la ciudad durante los últimos dieciséis siglos y en cuya confluencia se situaba el mercado central, al aire libre, compuesto por tiendas y talleres, así como por un gran complejo residencial que ha revelado la organización urbana y el tipo de vida social de Salónica en época bizantina.

En marzo de 2017, el descubrimiento de una plaza datada del siglo VI d.C. con forma oval, rodeada de columnas en todo su perímetro y con pavimento de mármol, maravilló a los expertos, al tratarse de una construcción única en Europa, tanto por la época como por su estilo, ya que solo se había encontrado una similar a esta en todo el mundo: en la localidad de Jerash (Jordania).

Otros dos descubrimientos significativos se dieron en las estaciones de Sintrivani y Neos Sidirodromikós, localizadas tanto al este como al oeste de la ciudad y denominadas de “extramuros”, por estar situadas fuera de las murallas que delimitaban el perímetro del núcleo urbano en época bizantina. Allí se desenterraron dos cementerios que, según los arqueólogos, fueron utilizados desde el siglo IV hasta el VII. Su excavación ha revelado una gran variedad de prácticas funerarias y que los habitantes de la ciudad gozaban de prosperidad económica y un estilo de vida lujoso.

Junto a ellos se han encontrado raros ejemplos de edificios cristianos, como una basílica de los siglos I-IV d.C. en la estación de Sintrivani, con tres naves de 50 metros de longitud y un suelo de mosaico inu­sual que representa al mítico Ave Fénix. Y otra basílica, abovedada y rectangular, flanqueada por varias tumbas diseminadas en la parte occidental de la ciudad. Se cree que fue destruida a principios del siglo VII, posiblemente durante las invasiones eslavas, si bien las prácticas de enterramiento sugieren que el cementerio estuvo en uso hasta que en el siglo XV los otomanos saquearon la ciudad. Después de la conquista otomana, estos suburbios se convirtieron en vecindarios comerciales, construyéndose posadas y almacenes.

Silvia Álvarez Martínez

*Artículo publicado en La Aventura de la Historia, número 232.

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