Según la leyenda, Rómulo y Remo, fundadores de Roma, fueron amamantados a las ubres de la loba Capitolina. Sin embargo, es verdad que muchos niños expósitos fueron amamantados por animales, no lobas, sino cabras y burras. Los niños abandonados desde el nacimiento, bien por pobreza de los padres o por ilegitimidad, fueron un problema de enorme magnitud. Había que evitar que “dexandolos en calles y puertas mueran de frío y hambre o comidos por los perros”.
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Un buen ejercicio que fortalece nuestra memoria y a favor de la convivencia.