Rodas, la isla más grande del Dodecaneso, nació fruto del amor del dios Helios y de la ninfa Rode, hija de Posidón y Afrodita. La leyenda cuenta que cuando Zeus repartió la tierra entre los dioses del Olimpo se olvidó de Helios, dios del Sol. Cuando Zeus pensó que debía comenzar de nuevo con el reparto, Helios reivindicó para sí una isla que estaba a punto de emerger en los confines de Asia Menor, la primera en ver salir al sol.
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