El rostro del Führer estaba especialmente serio aquel día. Acababa de sufrir su primer revés militar: 31 marineros muertos y 110 heridos a bordo del Deutschland. Se inauguraba así la lista oficial de caídos en guerra desde que llegó al poder, y la maquinaria nazi había organizado un funeral masivo. Antes de subir al Mercedes Benz se ajustó su brazalete negro. Le tapaba media esvástica. Alemania entera estaba de luto.
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