El 14 de enero de 1937, en plena Guerra Civil, apareció en el BOE del “gobierno de Burgos” un decreto por el que establecía que “sobre la puerta de todos los cuarteles ha de aparecer escrito con grandes letras doradas, bien visibles, para que pueda ser leído a distancia, este lema, que debe ser constantemente guía del soldado: TODO POR LA PATRIA”. Firmaba el secretario de la Junta Técnica del Estado, general Germán Gil Juste. A partir de entonces se pondría en práctica en zona sublevada y tras el 1 de abril del 1939 en todo el territorio español.
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