Cueva Pintada, Gran Canaria en una burbuja

Las enigmáticas figuras geométricas de la cámara policromada de Cueva Pintada, descubierta fortuitamente en el siglo XIX, son la joya del yacimiento prehispánico canario de Gáldar, transformado en 2006 en un Museo y Parque Arqueológico de referencia

MÁS DEL TEMA...

Un elaborado calendario lunar y solar? ¿Un sistema de medición y cálculo del tiempo? ¿Una mera expresión pictórica para trascender en lo simbólico? La llamativa combinación simétrica de triángulos, círculos, cuadrados y ángulos superpuestos que pueden contemplarse en los frisos de la cueva más popular del archipiélago canario sigue siendo hoy un auténtico misterio.

Aunque parece que decorar las paredes de las viviendas, las cámaras funerarias o los centros ceremoniales fue algo habitual en la cultura aborigen de Gran Canaria, los paneles policromos de la Cueva Pintada son un ejemplo único y complejo de la pintura mural indígena de la isla. Descubierta en 1862 cuando alguien, arreglando probablemente una acequia, cayó accidentalmente por el techo al interior de la cavidad, los elementos geométricos que adornan sus paredes hicieron que pronto la bautizaran con el nombre que todavía hoy conserva.

Cabeza de ídolo, uno de los elementos más singulares de la arqueología de Gran Canaria.

Desde ese momento, esta cueva artificial, excavada sobre la toba volcánica en el epicentro del antiguo poblado de Agáldar –enclave fundamental antes de la conquista castellana y germen del actual municipio de Gáldar-, se convirtió en lugar de obligada visita para todos los eruditos e investigadores interesados en el pasado prehispánico de la isla. Un siglo después del hallazgo, ante el progresivo deterioro de las pinturas, profesionales y personas concienciadas de esta localidad empezaron a presionar para que el Estado tomara cartas en el asunto.

Las obras de protección y aislamiento de las humedades que estaban afectando a los dibujos se iniciaron en 1970, dejando al descubierto un grupo de cuevas que, rodeando la cámara decorada, formaban un conjunto único. No obstante, la escasa información que se tenía entonces sobre los poblados prehispánicos, junto a la falta de previsión, desembocaron en la destrucción de una parte importante de este complejo troglodita. La intervención concluyó en 1972 con la construcción de un cierre arquitectónico que pretendía proteger la cueva, declarada Monumento Histórico Artístico, y permitir el acceso al público.

Era la primera vez que se intentaba socializar un bien cultural en Gran Canaria. Apenas una década después, las continuas filtraciones de agua de las fincas del entorno, el inadecuado cierre de la cavidad y la mala planificación de las visitas provocaron una excesiva humedad ambiental y el aumento de la temperatura en el interior de la cámara, obligando a sus responsables a tomar la decisión de cerrarla al público. A finales de la década de 1980, el yacimiento emprendió un ambicioso programa multidisciplinar de documentación, preservación, musealización y difusión patrimonial que se haría visible dos décadas después.

El visitante en una vitrina

Tras muchos estudios, parones y hasta 14 campañas de excavación, el Museo y Parque Arqueológico de Cueva Pintada abrió sus puertas en 2006, revelando hasta 60 casas y cuevas artificiales y más de 5.000 metros cuadrados de poblado del antiguo Agáldar prehispánico, protegidos por una enorme pero ligera cubierta diáfana. El yacimiento se ha datado, mediante radiocarbono, paleomagnetismo y termoluminiscencia, entre los siglos VII y XVI, aunque parece que el complejo troglodita y las pinturas de la cámara adquirieron su aspecto actual con posterioridad al siglo XII.

Para que el visitante pudiera contemplar la cueva sin dañar la pintura se valoró la posibilidad de hacer una réplica, al estilo de la Neocueva de Altamira. Sin embargo, finalmente “se optó por conciliar el observar con el conservar, una solución intermedia, que desembocó en la creación de esta especie de burbuja o urna acristalada. La idea era meter al visitante en una vitrina, siendo el pasado el que lo contempla y no al revés”, explica Carmen Gloria Rodríguez, directora del centro.

Carmen Gloria Rodríguez: «Para evitar que las visitas dañaran la pintura de la cueva se fabricó una especie de burbuja o urna acristalada. Así, es el pasado el que contempla al visitante y no al revés»

De esta forma se consigue que las visitas no afecten al microclima que se ha establecido como idóneo para la conservación de la cámara policromada. “Nosotros solo entramos para hacer pruebas con láser y recopilaciones de información. Es un enfermo crónico que necesita de atención constante, pero que vigilado y con cuidados puede durar muchos años”, insiste la directora de Cueva Pintada. “Por eso el trabajo de escaneo por etapas, además de por investigación, nos sirve para garantizar que, si algún día todo esto se desploma, pueda reproducirse de forma fiel”.

Tras la conquista castellana de Gran Canaria en 1483, este asentamiento indígena pervivió algún tiempo hasta su total abandono. Ya en el siglo XVIII experimentó las primeras adecuaciones agrícolas. Toda la información arqueológica que hoy puede extraerse de los bancales se complementa con las fuentes escritas conservadas: crónicas de la conquista, relatos, protocolos notariales… Y como la mayoría de los objetos y restos que pueden verse en el yacimiento pertenecen a esta etapa final de la conquista, el parque decidió que ese debía ser su hilo conductor.

“Elegimos contar ese momento para que el visitante pudiera mirar a los ojos de nuestros antepasados. Porque el objetivo, el mensaje de que lo que vemos, tiene que hablarnos de personas, no recrearse en lo bonita que es la cueva, en las magníficas pintaderas e ídolos hallados o en las estructuras de las casas. Detrás de todo eso hay personas como nosotros”, aclara la responsable del recinto arqueológico. Y entre esas personas surgió un personaje histórico: Arminda, la última princesa del asentamiento prehispánico y portadora del linaje, pues la Gran Canaria aborigen era una sociedad matrilineal –no matriarcal-.

La directora de la Cueva Pintada Carmen Gloria Rodríguez, en el yacimiento con un ejemplar de La Aventura de la Historia.

Según relata Rodríguez, “Arminda se convierte en una espectadora que vive en ese mundo indígena de pequeñita y que con la conquista es entregada a los castellanos como símbolo de la rendición de la isla. En la Península, casada con un conquistador, será bautizada como Catalina de Guzmán, representando esos dos mundos”. Arminda-Catalina de Guzmán se convierte, por tanto, en el vehículo narrativo que explica la historia de la isla y de la conquista. “Yo siempre digo que la primera publicación de Cueva Pintada fue un cuento infantil, no una sesuda memoria arqueológica, que también la hubo”, matiza la arqueóloga.

Cerca de la cámara principal hay un espacio en el que se han recreado cuatro viviendas indígenas a tamaño natural, reproduciendo los distintos elementos que las formaban. Para ello, se han tenido en cuenta los datos ofrecidos por los restos arqueológicos del caserío y las fuentes escritas conservadas. Una solución óptima para que el visitante, tras recorrer las salas del museo y ver sus audiovisuales, comprenda con más claridad cómo transcurría la vida cotidiana de los antiguos canarios.

Más de una década divulgando

En 2016, con el apoyo del Cabildo y el Patronato de Turismo de Gran Canaria, Cueva Pintada organizó multitud de actividades para conmemorar su décimo aniversario: jornadas, talleres pedagógicos, una nueva campaña de excavación, la segunda edición de su campus de arqueología, funciones de títeres para los más pequeños, conciertos, teatro, danza, un seminario Canarias-México y, finalmente, una exposición muy singular: El largo viaje… De Altamira a la Cueva Pintada. Un diálogo entre dos lugares muy alejados en el tiempo y el espacio, pero con un destino común: la expresión artística como necesidad del ser humano para dar sentido al mundo en el que habita. Este intercambio cultural paralelo, que trasladó Altamira a Gran Canaria y Cueva Pintada a Cantabria, supuso una mirada inédita a ambos yacimientos.

Campaña de excavación en Cueva Pintada, durante el verano de 2016.

Durante todos estos años, el yacimiento nunca ha dejado de evolucionar y adaptarse a nuevas necesidades. Hace unos meses se llevó a cabo un importante cambio en el sistema de luces de las estructuras habitacionales. “La idea era introducir iluminación LED para mejorar la eficiencia energética del recinto, pero también para contar mejor lo que vemos. Esta mejora crea en las visitas nocturnas un ambiente mágico”, explicó la directora de Cueva Pintada. Además sigue en marcha un convenio con la Universidad de Castilla-La Mancha para seguir descifrando incógnitas de la cueva mediante un preciso escaneo en 3D de su techo. Aunque para Carmen Gloria Rodríguez, el mayor reto de los próximos años es crear una plataforma digital que “permita a cualquier persona, desde cualquier rincón del planeta, acceder a la información arqueológica y patrimonial que ha generado Cueva Pintada a lo largo de treinta años”, para continuar contribuyendo “a la proyección de la rica realidad arqueológica de Gran Canaria fuera del archipiélago”.

*Artículo publicado en La Aventura de la Historia, número 218.

Comentarios

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Dossiers

Especiales temáticos sobre los grandes acontecimientos de la Humanidad

Menú

Mi héroe

Una visión muy personal de los protagonistas de la Historia

similares

Multimedia

Mapas e infografías de batallas, migraciones, grandes monumentos…

Lo + visto