El conocimiento de los problemas de la implantación del liberalismo y la democracia en la Europa del siglo XIX, nos hace ver que personajes políticos como nuestros Cánovas y Sagasta en nada ceden por su importancia en estas cuestiones respecto a los franceses Guizot y Thiers, al italiano Cavour, o los británicos Gladstone o Disraeli. Sin embargo, ninguno presenta un perfil biográfico tan inusual como Benjamín Disraeli. ¿Acaso no es asombroso que aquél cuyo abuelo llegó a Inglaterra en 1748 procedente de la judería de Ferrara, en los Estados Pontificios, llegara a convertirse en líder de los tories y en uno de los gobernantes más destacados de la historia política inglesa contemporánea?
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