Los estudios sobre el mundo ibérico se han visto renovados en los últimos años por la intensificación de hallazgos, excavaciones y proyectos. Esto ha ampliado nuestros conocimientos previos, pero también ha abierto nuevas cuestiones que irán marcando la hoja de ruta en la próxima década.
Frente a la clásica división planteada en las síntesis sobre la cultura ibérica, que abordaban por un lado los asentamientos, las áreas de producción y los intercambios, y por otro las necrópolis y los santuarios, hoy día se advierte que tratar estos ámbitos por separado resulta cada vez más artificial, dada su constante interacción. Por ello resulta más adecuado plantear temas de carácter general y observar las múltiples respuestas que el mundo ibérico ofrece en sus distintas manifestaciones materiales a lo largo de una cronología que se extiende, sin límites definidos, entre los siglos VI y I a.C.
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