En el otoño de 1959, un año antes del final de su mandado, Dwight Eisenhower inició una larga gira por diversos países. Los preparativos para recibirle en Madrid en diciembre fueron extraordinarios: 18.000 horas de trabajo se emplearon en adornar las calles por donde iba a pasar la comitiva; 22.000 metros de tubo para erigir arcos triunfales; más de 10 toneladas de flores y 40.000 bombillas para engalanarlos. El día fue laboralmente festivo para que todos pudieran vitorear al presidente norteamericano acompañado por Franco.
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