En cientos de localidades de la cultura hispánica, en la noche del Sábado Santo o al día siguiente, se cuelga (de árboles o campanarios) y luego destruye (mediante disparos o fuego) un fantoche llamado Judas. Estos peleles suelen formarse de madera, trapos y paja recubiertos con ropas viejas o andrajos. La popularidad de la que gozan algunos judas es tal que en localidades como Villanueva de Córdoba y las riojanas Alfaro y Cenicero se premia la actualidad, originalidad y perfección de tales figuras.
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