Durante el año 1480, los barcos mercantes surcaban sin cesar el Mediterráneo. Era una época en la que la Corona de Aragón gozaba de una importante influencia comercial en este ámbito y, fruto de sus relaciones comerciales, un barco genovés viajaba con destino a la Península con diversos productos en su bodega, donde también se alojaba un hermoso belén.
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