Es una versión si no exacta muy ampliamente aceptada que la idea de constituir una segunda universidad en Cataluña por parte del Gobierno, en 1968, respondió no solo ni en primer término a la previsión de hacer frente al aumento de la matriculación de alumnos, sino a la conveniencia de alejar del centro de la ciudad catalana a una parte de ese alumnado creciente, para reducir el efecto social de la movilización universitaria contra la dictadura.
Entre 1966 y 1967, la Universidad de Barcelona, donde se había constituido el Sindicato Democrático de Estudiantes, se había convertido en un foco diario de manifestación contra el franquismo –dentro y fuera del recinto universitario– y su proyección sobre las calles de la ciudad generaba algún movimiento de simpatía, o por lo menos de empatía, creciente entre una parte de la población.
Artículos de este dossier
Este contenido no está disponible para ti. Puedes registrarte o ampliar tu suscripción para verlo. Si ya eres usuario puedes acceder introduciendo tu usuario y contraseña a continuación: